lunes, 19 de agosto de 2013

Nuestra Señora de Luján

Enviado por mi amigo argentino Raúl Alejandro Clavijo, Hermano en el grupo Cristo amigo





El origen de la advocación se remonta a 1630. Antonio Farías Sáa, un hacendado portugués radicado en Sumampa (actual provincia de Santiago del EsteroArgentina), quiso erigir en su estancia una capilla en honor de la Virgen. Solicitó a un compatriota suyo, residente en Brasil, el envío de una imagen de la Inmaculada Concepción de María. Para una mejor elección, su amigo le envió dos imágenes. En el mes de mayo de 1630, las imágenes de la Virgen llegaron al puerto de Buenos Aires procedentes de San Pablo y, acondicionadas en sendos cajones, fueron colocadas en una carreta.


Representación de la escena en que se descubre la imagen de Nuestra Señora de Luján en una de las cajas transportadas en carreta desde Buenos Aires. El hecho habría tenido lugar en el paraje de Zelaya, en la provincia de Buenos Aires.

Luego de tres días de viaje, la caravana a la cual se incorporó la carreta hizo un alto a 5 leguas de la actual ciudad de Luján, en el paraje de Zelaya, para pernoctar en la Estancia de Rosendo de Trigueros.
Al día siguiente, ya dispuestos a continuar la marcha, los bueyes no consiguieron mover la carreta. Después de intentos fallidos, bajaron uno de los cajones y los bueyes iniciaron la marcha sin dificultad. Intrigados por el contenido del cajón, encontraron al abrirlo una imagen pequeña (38 cm de altura) de arcilla cocida que representaba la Inmaculada Concepción. Los creyentes interpretaron el hecho como providencial, y entregaron la imagen para su custodia a don Rosendo de Oramas, el dueño de la casa ubicada en la actual localidad de Zelaya, del partido del Pilar, a algo más de 20 km del actual emplazamiento del santuario. 
Nuestra Señora de la Consolación
La segunda imagen, que representaba a María con el niño en sus brazos, llegó a destino, y en 1670 se le construyó un santuario donde se la veneró bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación.
Enterados del hecho en Buenos Aires, muchos vecinos acudieron a venerar la imagen y, al crecer la concurrencia, don Rosendo le hizo construir una ermita donde permaneció desde 1630 hasta 1674.
De hecho hoy existe en aquel emplazamiento, conocido como Lugar del milagro, un convento y una pequeña capilla de adobe y piso de tierra -que puede visitarse- que recuerda a aquella ermita que se erigiera como primer santuario.
Se la llamó la Virgen Estanciera y la Patroncita Morena. Manuel, un pequeño esclavo que venía con la caravana y fue testigo de lo sucedido, viendo su patrón el intenso amor que demostraba a la Virgen lo dejó a las órdenes de la Inmaculada. Se lo destinó al exclusivo cuidado de la imagen, lo que hizo hasta su muerte. Se encargaba del orden en la ermita y de los vestidos de la Virgen, dirigiendo los rezos de los peregrinos. Al fallecer don Rosendo, su estancia quedó abandonada, pero Manuel continuó, con constancia, el servicio que se había impuesto.
Muy preocupada con la «soledad de la Virgen» en ese paraje que hoy es Zelaya, la señora Ana de Matos, viuda del capitán español Marcos de Sequeira y propietaria de una estancia muy bien defendida ubicada sobre la margen derecha del río Luján, no viendo ningún interés por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas, le solicitó al administrador de la estancia del fallecido don Rosendo la cesión de la imagen de la Virgen de Luján. Ella le aseguró el cuidado y la construcción de una capilla «digna y cómoda», facilitando la estadía de los peregrinos. Juan de Oramas, el apoderado, aceptó la oferta y doña Ana de Matos le pagó por la cesión de la imagen.
Feliz de haber logrado su propósito, la instaló en su oratorio, pero a la mañana siguiente, cuando se dirigió ahí para rezar, descubrió con asombro y angustia que la Virgen no estaba en su altar. Al buscarla se la encontró en el «Lugar del Milagro».
Se creyó en un principio que era el propio Manuel —a quien no habían permitido en un principio acompañar a la Virgen— quien llevaba a la «Patroncita Morena» a su antigua morada. Hasta se lo llegó a estaquear en el piso para que no hurtara la imagen. Sin embargo la imagen seguía «volviendo» a su primer lugar.

Fileteado porteño realizado por Edgardo Morales (2001), que muestra en el centro a la Virgen de Luján. Centro Cultural Marcó del Pont, en el barrio de Floresciudad de Buenos Aires.





Ello ocurrió varias veces hasta que enterado del hecho, considerado milagroso por los católicos, el obispo de Buenos Aires fray Cristóbal de Mancha y Velazco, y el gobernador del Río de la Plata, don José Martínez de Salazar, organizaron el traslado de la imagen, acompañada por doña Ana y Manuel.
En 1886, el padre Salvaire presentó al papa León XIII la petición del episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen. León XIII bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La coronación se realizó en mayo de 1887.
Fue el padre Federico Grote, fundador de los Círculos Católicos de Obreros, el primero en organizar peregrinaciones al Santuario de Nuestra Señora de Luján. En la primera peregrinación, realizada el 29 de octubre de 1893, fue acompañado por unos 400 hombres con banderas argentinas quienes prometieron concurrir todos los años a pedir a la Virgen protección para la obra. Tres años después, los peregrinos sumaban 3 000. Esta peregrinación se ha realizado ininterrumpidamente hasta nuestros días.10
En el día de la festividad de Nuestra Señora de Luján, el 8 de mayo, miles de fieles se reúnen en la Basílica de Luján en su honor. Es la fiesta patronal del partido de Luján, razón por la cual se realizan numerosos festejos además de recibirse gran cantidad de peregrinos.
Cada 8 de diciembre, día en que se celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción, convergen en Luján peregrinaciones masivas provenientes de la ciudad de Buenos Aires y localidades de la zona, destacándose la Peregrinación náutica que se efectúa en el río Luján, con la imagen de la Virgen a bordo de una embarcación.
La Peregrinación Juvenil a Pie a Luján es la mayor manifestación de fe popular en la Argentina.

Pero es la llamada Peregrinación Juvenil a Pie a Luján la más famosa de las peregrinaciones al santuario donde se encuentra la imagen.11 La primera peregrinación juvenil se realizó en octubre de 1975. A ella concurrieron alrededor de 30 000 jóvenes. Desde entonces, la participación fue en aumento hasta situarse en más de un 1 000 000, para así convertirse en la mayor manifestación anual de fe de la Argentina.12 Esta peregrinación se efectua el primer fin de semana de octubre de cada año, bajo un lema diferente,13 y la marcha a pie se extiende desde el santuario de San Cayetano en Liniers, ciudad deBuenos Aires, y luego Avenida Rivadavia y Avenida General Paz, hasta la basílica de Luján en la ciudad homónima.



Oración I

¡Oh Inmaculada Virgen María!
Que has querido ser venerada por los fieles bajo el título de Nuestra Señora de Luján, manifestando en la imagen que os está dedicada en aquel pueblo, tu poder, tu amor y tu gloria; ten compasión de nosotros y líbranos de tantos males como nos rodean.

Haz que reine en las familias el espíritu religioso de nuestros mayores; conserva a la mujer cristiana en la práctica santa de la religión; preserva a la niñez y a la juventud de los peligros del vicio e ilumina a los que gobiernan.
Aparta de nosotros toda peste; fecunda con lluvias oportunas nuestros campos; bendice sus frutos, haciéndolos saludables.

Convierte, Virgen piadosísima, a los pecadores, que atraen sobre las naciones los castigos del cielo.

Escucha ¡Oh Madre de Clemencia!, el amor que de toda la República llega hasta tu glorioso Santuario y cólmanos a todos de tus maternales bendiciones.

Amén.



Oración II

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí... Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos...

Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.

Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.

Te pedimos madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.

Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA, CANTA Y CAMINA

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