viernes, 4 de noviembre de 2011

Rosario 1

Una leyenda cuenta que un hermano lego  de la Orden de los Dominicos, no sabía leer ni escribir, por lo que no podía leer los Salmos, como era la costumbre en los conventos de la época.


Entonces, cuando terminaba sus labores por la noche (él era el portero, el barrendero, el hortelano, etc.) se iba a la capilla del convento y se hincaba frente a la imágen de la Virgen María, y recitaba 150 avemarías (el número de los salmos), luego se retiraba a su celda a dormir.

Por la mañana, de madrugada, se levantaba antes que todos sus hermanos y se dirigía a la capilla para repetir su costumbre de saludar a la Virgen.


El hermano superior notaba que todos los días, cuendo llegaba a la capilla para celebrar las oraciones de la mañana con todos los monjes, había un exquisito olor a rosas recién cortadas y le dió curiosidad, por lo que preguntó a todos quién se encargaba de adornar el altar de la Virgen tan bellamente, recibió como respuesta que ninguno lo hacía ni los rosales del jardín no se notaban faltos de sus flores.

El hermano lego enfermó de gravedad; los demás monjes notaron que el altar de la Virgen no tenía las rosas acostumbradas, y dedujeron que era el hermano enfermo el que ponía las rosas. Pero ¿cómo? Nadie le había visto nunca salir del convento, ni sabía que comprar las bellas rosas.

Una mañana les extrañó que se había levantado pero no lo hallaban por ninguna parte.

Al fin, se reunieron el la capilla, y cada monje que entraba quedaba asombrado, pues el hermano lego estaba arrodillado frente a la imágen de la Virgen, recitando extasiado sus avemarías, y a cada una  que dirigía a la Señora, una rosa aparecía en los floreros. Así al terminar sus 150 saludos, cayó muerto a los pies de la Virgen.

Con el correr de los años, Santo Domingo de Guzmán, por revelación de la Saantísima Virgen, dividió las 150 avemarías en tres grupos de 50, y los asoció a la meditación de la Biblia: Los Misterior Gozosos, los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos, a los cuales el Beato Juan Pablo II añadió los Misterios Luminosos.


Cuando cargas tu Rosario, es un dolor de cabeza para Satanás.


Cuando usas tu Rosario, Satanás es abatido


Cuando él te ve rezando el Rosario, se desvanece.

Vamos a Rezar el Rosario cada vez, de manera de mantenerlo desvanecido.

1 comentario:

  1. Se trata, ciertamente, de una leyenda muy difundida, pero ni en la forma que creo que debe considerarse "canónica", ni, por supuesto, histórica. Creo que lo único auténtico que hay en el artículo son las tres últimas frases, que no pertenecen a la historia, y eso en el caso de que estemos hablando de un Rosario de contemplación.

    Decía el gran mariólogo español P. Nazario Pérez que "no puede agradar a la Madre de la Verdad que se le dé gloria con la mentira". No están los tiempos para que la mentalidad dominante nos oiga cómo repetimos consejas sin fundamento y se burle de lo que presentamos como si fuera nuestra fe.

    Yo envío a Don Gabriel una recolección de artículos sobre el Rosario que recogen, entre otras cosas, la leyenda que supongo "canónica" y una presentación histórica del Rosario. Si tiene razón, Santo Domingo no rezó el Rosario ni una sola vez, y el fundador del Rosario es anterior y se llamó Domingo el Cartujo, Domingo de Helión y Domingo de Prusia. Sobre todo, esa historia nos enseña mucho sobre la verdadera naturaleza del Rosario como método de contemplación y de apropiación de los misterios, que por ese "cable" de las cincuenta cuentas pasan de la Cruz de Cristo a la vida nuestra de cada día.

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