1.° de enero
María, Madre de Dios

Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra
madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó
a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades
que una criatura humana puede tener.
Pero, ¿acaso Dios ha tenido principio? No.
Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de
uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.
Y qué hermoso repetir lo que decía San
Estanislao: «La Madre de Dios es también madre mía». Quien nos dio a su Madre
santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos
representaba a nosotros «He ahí a tu madre», ¿será capaz de negarnos algún
favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?

Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se
atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del
mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e
iluminados por el Espíritu Santo declararon: «La Virgen María sí es Madre de
Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios». Y acompañados por todo el gentío de la
ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran
procesión cantando: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén».
El título Madre de Dios es el principal y el
más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y
cualidades y privilegios que Ella tiene.
Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y
en Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la
Virgen era el de «María, Madre de Dios».
Tomado de EWTN Fe.
En la sección Enlaces asociados he puesto este vinculo para sus futuras consultas al respecto de la Maternidad Divina de Nuestra Señora:
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